custodia compartida

Custodia compartida, las ventajas e inconvenientes

Artículo actualizado el 29 de abril de 2020

De todos son conocidos los inconvenientes que se esconden detrás de la separación de una pareja. Pero, sin duda alguna, especialmente cobra protagonismo la figura de los hijos, que sufren de manera tanto activa como pasiva el proceso de divorcio y, posteriormente, la situación final que conlleva dicho proceso.

Normalmente, tras la separación en la que no existe una custodia compartida, uno de los padres (el no custodio) disfruta de menos tiempo con sus hijos. Aunque sobre el derecho de los padres, prevalece el interés del menor. Este interés (favor filii) se obtiene en gran número de casos a través de la elección de la custodia compartida. El objetivo de la custodia compartida es que el hijo pueda establecer una relación de manera equilibrada con ambos progenitores, y que el proceso de ruptura no sea tan drástico y dramático.

Como en todo, existen tanto ventajas como inconvenientes. A continuación indicamos los principales puntos que deben de tenerse en cuenta.


Las ventajas

Ejercer la guarda del niño por ambos padres es, en la mayoría de los casos, la solución más ventajosa para los hijos y conlleva innumerables aspectos positivos. Entre las principales ventajas podemos señalar:

  • Modelo equilibrado: al establecerse un equilibrio entre el tiempo que pasan los niños con sus padres, se garantiza una ruptura menos traumática, ya que estos no se ven privados de la presencia de uno de sus padres de manera inminente. Además, permite integrar a los hijos dentro del nuevo modelo de vida que llevarán a cabo cada miembro de la pareja.
  • Evitar la sensación de responsabilidad en los hijos: en muchos procesos de divorcio, los hijos asumen un rol de culpabilidad por pensar que han “empujado” a sus padres a la ruptura. Con un modelo de custodia compartida se evita o palia este tipo de pensamientos.
  • Respeto sobre ambos progenitores: la custodia compartida permite evitar el cuestionamiento sobre la idoneidad de uno de los progenitores. Ambos son los responsables de la educación de sus hijos y, como tales, llevan a cabo el proceso de crianza en igualdad de roles.
  • Evitar el miedo al abandono: es frecuente tras los procesos de divorcio que aparezcan sentimientos negativos como el miedo al abandono, la negación o el síndrome de culpa. Mediante este modelo de custodia compartida, el niño se siente en un entorno más seguro y este tipo de sensaciones pierden intensidad.
  • Cooperación mutua: este modelo exige que los padres estén comunicados y cooperen de manera muy regular.
  • Mayor integración en nuevas familias: cuando los padres desarrollan nuevas familias y existe un régimen compartido, los pequeños logran integrarse de manera más completa, sin tener una sensación de sentirse anexionados.

Los inconvenientes

Acabamos de señalar las principales ventajas, y cómo en ellas el gran beneficiado es el hijo. Sin embargo, no todos son ventajas, también existen inconvenientes que bien merece la pena tener en cuenta. Entre los más destacados podemos señalar los siguientes:

  • Aumento de los gastos: obviamente, el primer punto a tener en cuenta, es el aumento de los gastos. Desde la acomodación de las respectivas viviendas, el sustento hasta cualquier actividad generan un mayor gasto.
  • Adaptación por parte de los hijos a cada hogar: cada hogar tendrá unos hábitos distintos, y los niños deberán adaptarse; lo que supone una aclimatación inicial a dichos hábitos y una asimilación final a posteriori.
  • Planificación: tras un divorcio suele ser habitual varios cambios de residencia por una de las partes. Este proceso no es beneficioso para los hijos hasta que no se llega a disponer de la vivienda final.
  • Localización: para que una custodia compartida pueda ser llevada de una manera más dinámica, suele ser recomendable que los progenitores vivan cerca unos de otros.